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el kamado, Un arte milenario
El término Kamado se remonta a unos 2.500 años en Japón. Significa: lugar de cocina, un amplio sentido del arte de cocinar o simplemente todos los usos que le daban: HORNO DE BARRO, PARRILLA, COCINA, SALAMANDRA Y AHUMADERO.
La designación «Kamado» (pronunciar Kamadó), según los japoneses está únicamente asociada al que se fabrica a partir del barro que se fabricaban con una técnica manual. Esto asegura características únicas de transmisión de sabor y retención del sabor. Nosotros, en Argentina cumplimos con esta premisa logrando un material de diseño superior al japonés por la calidad de las canteras en Argentina. La técnica de fabricación también supera a la japonesa, habiendo logrado mayor resistencia a altas temperaturas y mayor retención del calor.
Esto lo pone en ventaja frente a imitaciones chinas o reproducciones industrializadas que utilizan «compuestos cerámicos» o metal, que no poseen ninguna de las cualidades indispensables para ser llamados o asociados con el concepto de “Kamado”.
25 años creando kamados
En Estados Unidos fue introducido en la década del 50' por pilotos de la US AIR FORCE, desde el Japón de pos guerra con la Marca " HIBACHI POT". Debido al éxito, numerosos fabricantes de BBQ, instauraron en el mercado a la marca " KAMADO POT", remitiéndose a que se cocinaba con una vasija de barro. Finalmente el nombre evolucionó hasta nombrarse como "IMPERIAL KAMADO”.
En el año 66´ un piloto argentino realizó el curso para pilotear los C-130 Hércules en la base aérea "TRAVIS" de San Francisco. Ahí lo conoció con el nombre de "HIBACHI. Éste piloto compartía asados argentinos con los americanos, mientras ellos lo invitaban a comer con sus HIBACHI. En el año 68 se registró la llegada del producto al primer balcón de un departamento argentino.
En el año 1994, el D.I. Martín Béraud se contacta con un fabricante de HIBACHI en Japón para importarlos. Logra la exclusividad y trae el primer conteiner. En los siguientes años, nace un nuevo show de cocina en vivo, donde la sorpresa de cocinar a las brasas en lugares cerrados sin humo era la sensación de todas las exposiciones.